04 Septiembre 2011
James Albino, el boricua de más alto rango en la Casa Blanca del presidente Barack Obama, ha visto los dos lados de la realidad puertorriqueñaPor José A. Delgado / jdelgado@elnuevodia.com
WASHINGTON – Por considerar que nunca dejará de ser activista, James Albino no titubeó ni por un segundo cuando tuvo la oportunidad de lanzarse a la formación de política pública en la Casa Blanca.
“Si no estás en la mesa y presente en las conversaciones cuando se toman decisiones, los issues que promueves no se atienden”, indicó Albino, quien es ahora el boricua de más alto rango en la Casa Blanca del presidente Barack Obama.
Nacido y criado en el sur del condado neoyorquino de El Bronx, Albino ha visto los dos lados de la realidad puertorriqueña.
Su formación comenzó en las calles de El Bronx, donde la convulsión social era su espejo de las décadas de 1960 y 1970. “El Bronx estaba encendido”, dijo.
Como adulto, sin embargo, hizo la mayor parte de su vida profesional en Puerto Rico (1987-2006).
De sus padres, naturales de Corozal, sin embargo, aprendió la importancia de ayudar al desvalido.
Recuerda a su madre llevándole comida diariamente a un deambulante -de nombre Rafael- que vivía a la intemperie en el techo de su condominio. Y a su padre entregándole a Rafael un abrigo acabado de comprar.
Albino hizo su bachillerato en la Universidad de Pensilvania. Es candidato a maestría en Economía de la Universidad de Johns Hopkins.
En los últimos años su trabajo ha estado vinculado a los servicios para pacientes del VIH/sida, pero antes Albino fue militar (en la Marina de Guerra), responsable de ventas de reconocidas empresas y directivo de hoteles en la Isla.
“Ese trabajo (en hoteles) no me llenaba, por lo que era voluntario para asistir a deambulantes y pacientes de sida”, indicó Albino, al hablar de la transición -motivado también por el compromiso de la Iglesia Bautista de Palmer, en Río Grande- hacia el trabajo social a tiempo completo.
En Puerto Rico fue director ejecutivo del hospicio de la Asociación de Familiares y Amigos de Pacientes de Sida, en Luquillo.
De allí vino a Washington D. C, donde antes de llegar a la Casa Blanca era responsable de relaciones gubernamentales en la National Minority Aids Council y la Federación Hispana.
Obama acababa de iniciar su administración, cuando una reunión con el recién designado encargado de la Oficina de Política Pública sobre Sida, Jeffrey Crowley, dio paso a una oferta de trabajo.
En la Casa Blanca es parte del Concilio de Política Pública Doméstica y responsable de los asuntos relacionados al VIH y las comunidades latinas, entre otras cosas, de la Oficina de Política Pública sobre Sida. Ha tenido la oportunidad de ayudar a formar la nueva estrategia de la Casa Blanca sobre el sida y a coordinar los eventos y el informe del grupo del grupo interagencial del presidente Obama sobre Puerto Rico.
¿Qué hace diferente la estrategia de la Casa Blanca sobre el sida a otras del pasado?
El presidente (Obama) ha indicado que la estrategia debe ir dirigida a reducir la incidencia, eliminar el estigma y mejorar la educación. Hay un enfoque en los sectores en que la incidencia es mayor como, por ejemplo, el contagio de hombre a hombre.
¿Cómo se ha integrado a Puerto Rico en la estrategia?
Hay una atención directa. (Entre otras cosas) se ha logrado incluir a Puerto Rico en la data del Centro de Control de Enfermedades (CDC) sobre la incidencia de casos a nivel nacional en Estados Unidos (lo que facilita que se tome en cuenta a la Isla).
¿Se ha dejado de ver la incidencia de VIH/sida como una crisis? ¿Se ha perdido la conciencia de cuán grave es el asunto?
Sigue siendo una crisis; cada año se infectan más de 50,000 personas. Gracias a Dios no hay la incidencia de mortandad de antes, que ha ido bajando desde 1994. Pero, en el caso de los latinos, sigue siendo un peligro constante, pues somos los que menos tenemos seguro (médico), los que más usamos salas de emergencia como recurso primario de salud y, en el caso de las latinas, las que más tiempo esperan para hacerse la prueba. Parte de lo que la estrategia de la Casa Blanca ha querido es explicar que la epidemia no ha desaparecido.
¿Cuál ha sido su responsabilidad con el task force de la Casa Blanca sobre Puerto Rico?
Uno tiene aquí su rol principal, pero trabaja otros cinco asuntos. Somos un equipo pequeño. Conocía a Cecilia Muñoz (copresidenta del grupo interagencial) desde antes de la Casa Blanca. Una vez lanzada la estrategia del sida, ayudé a coordinar la visita de marzo de 2010, después a ordenar los grupos de trabajo y recopilar la data.
¿Tuvo a su cargo redactar el informe?
Fue un trabajo en equipo.
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